Esta vez trataré un poco de la actividad profesional de la historia. Ella se centra en la recolección de fuentes primarias. Las fuentes primarias son rastros que dejan las sociedades grafológicas en lugares llamados archivos. Allí fundamentalmente trascurre una vida solitaria. Entre los millones y millones de folios recogidos, cientos de personas reunen allí sus vidas como empleados o agentes de la Beneficencia. En el archivo, una bodega lúgubre, con un vigilante a la entrada y una funcionaria cristiana primitiva, comparte lugar día a día con las carpetas y las cajas dispuestas unas aquí y otras allá el investigador social. En el encuentra recolectada información sobre los asistidos por la beneficencia. Los términos asilo, hospital, sala cuna y demás son los continuos susurros de los asuntos contenidos entre las hojas. El concepto, que usualmente tiende a lo más abstracto, de la Beneficencia hunde sus raíces en la caridad cristiana. Por ello junto a la Beneficencia encuentro siempre comunidades religiosas de diferentes órdenes. Así, desde muy entrado el siglo XIX, la Junta General de Beneficencia entró en contacto con los movimientos católicos de caridad. Entre ellos estaban las hermanas de la caridad dominicas de la presentación. Esta comunidad con tradición amplia en la administración y gerencia de los negocios de la asistencia social fue llamada para desempeñar una importante misión en el hospital San Juan de Dios y otros establecimientos de la Beneficencia. Durante mi estadía en sus archivos, he podido notar además una amplia gama de oficios que se desempeñaban en esta comunidad. En la medida que el orden religioso hace parte fundamental de lo que una comunidad debía ser, las hermanas de la caridad optaron por la vía católica. Sin embargo, el catolicismo es básicamente una concepción de la castidad propia de la casta sacerdotal. En este sentido, la formulación de una comunidad católica femenina, donde la fe al esposo amado mantenía un cierto vínculo de autonomía y reciprocidad de género, en Colombia implicó una presencia decisiva en la educación y la sociedad. Por otro lado, la comunidad mantenía un sólo enlace con las instancias concernientes a la diversificación laboral. Así, cada establecimiento contaba con superioras, bajo las cuales ningún otro poder podía contraponerse. Esa manera eficaz de hacer comunidad, las llevo a formar parte de muchos establecimientos de asistencia. Entre ellos, asilos de locos y locas, hospitales urbanos y rurales y otros tanto que ya no logro retener. En fin, después, tal vez, hablaremos de la concepción laboral de esta comunidad.
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